COAGULACIÓN SANGUÍNEA.

Cuando hay lesión de un vaso sanguíneo, se activan varios mecanismos fisiológicos que promueven la hemostasia, o el cese del sangrado (hemo, “sangre”; stasia, “detención”). La solución de continuidad del revestimiento endotelial de un vaso expone a la sangre a proteínas colágeno del tejido conjuntivo subendotelial. Esto inicia tres mecanismos hemostáticos separados, pero que se superponen: 1) vasoconstricción, 2) la formación de un tapón plaquetario y 3) la producción de una red de proteínas fibrina que penetran el tapón plaquetario y lo rodean. En ausencia de daño de vasos sanguíneos, las plaquetas se repelen entre sí, y del endotelio de los vasos sanguíneos. El endotelio es un epitelio escamoso simple que está sobre colágeno de tejido conjuntivo y otras proteínas que son capaces de activar plaquetas para empezar la formación del coágulo. Así, un epitelio intacto separa físicamente la sangre del colágeno y otros activadores plaquetarios en la pared del vaso. Además, las células endoteliales secretan prostaciclina y óxido nítrico (NO), que 1) actúan como vasodilatadores y 2) actúan sobre las plaquetas para inhibir la agregación plaquetaria. Además, la membrana plasmática de células endoteliales contiene una enzima conocida como CD39, cuyo sitio activo mira hacia la sangre. La enzima CD39 desintegra ADP en la sangre hacia AMP y Pi (las plaquetas activadas liberan ADP y promueven la agregación plaquetaria). Estos mecanismos protectores se necesitan para asegurar que las plaquetas no se adhirieran a la pared del vaso ni una a otra, de modo que no se obstaculice el flujo de sangre cuando el endotelio está intacto.

* A continuación se añade un esquema que explica los mecanismos que se llevan a cabo en la coagulación sanguínea.








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