VASOS SANGUÍNEOS RENALES.

Medialmente, los vasos sanguíneos, los linfáticos y los nervios penetran en
cada riñón a nivel de su zona medida, por el hilio. Detrás de los vasos sanguíneos, la pelvis renal, con
el uréter, abandonan el riñón. La sangre es suministrada por medio de la arteria renal, que
normalmente es única, y que se ramifica en pequeños vasos que irrigan los diferentes lóbulos del
riñón. Los riñones reciben por minuto aproximadamente un 20% del flujo cardíaco. Una vez
la arteria ha penetrado en el riñón, se ramifica a nivel del límite entre corteza y médula del riñón,
desde donde se distribuye a modo de radios en el parénquima. No existen comunicaciones entre los
capilares ni entre los grandes vasos del riñón. Las arterias arciformes irrigan la corteza y dan lugar a
numerosas pequeñas arteriolas, que forman múltiples enramados sanguíneos, los glomérulos. 
A partir de cada glomérulo, la arteriola eferente da lugar a una fina red que irriga al
correspondiente túbulo que surge de la zona del glomérulo. Estas arterias, dispuestas
peritubularmente, drenan hacia pequeñas vénulas en venas colectoras más anchas y, finalmente,
hacia la vena renal y hacia la vena cava. La vena renal izquierda es más larga que la derecha, ya que
tiene que cruzar la aorta para alcanzar la vena cava, y recibe además la vena gonadal izquierda. 

* a continuación se añade un esquema que explica la irrigación.  de los riñones, así como su retorno venoso.





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