La orina llega por los
uréteres a la vejiga. Las contracciones rítmicas de la musculatura lisa de los
cálices renales, expulsan la orina hacia los uréteres, cuyos movimientos
peristálticos la impulsan rítmicamente hasta la vejiga.
La vejiga es un reservorio
cuyas paredes tienen musculatura lisa dispuesta en 3 capas superpuestas, que
forman alrededor del orificio uretral un anillo muscular que constituye el
esfínter interno. En condiciones normales su capacidad es de 500-600 ml. Desde
la vejiga la orina llega al exterior a través de la uretra. En el hombre existe
además un esfínter externo, de musculatura estriada, ubicado alrededor de la
uretra, inmediatamente por debajo de la vejiga.
la vejiga no es un simple
receptáculo, ya que es capaz de absorber tanto agua como ciertos solutos. Su
musculatura conserva cierto grado de tono aun cuando esté vacía. Este tono
depende de impulsos generados en el músculo liso mismo (tono miogeno), pero la micción
está regulada por un centro medular. La presión se incrementa, sin embargo,
durante la micción, lo que facilita el paso de la orina a la uretra y luego al
exterior.
La vejiga tiene doble
inervación, simpática y parasimpática, cuyas fibras se distribuyen profusamente
en la musculatura vesical. El sistema parasimpático, representado por los
nervios pélvicos, formados por fibras parasimpáticas sacras, produce la contracción
de la musculatura de la pared vesical y relajación del esfínter interno. El
simpático, por su parte, disminuye el tono de la musculatura de la vejiga e
incrementa el tono del esfínter interno. El esfínter externo está inervado por
fibras nerviosas motoras somáticas, provenientes de la médula sacral.
Por lo tanto, el vago
estimula y el simpático inhibe el vaciamiento de la vejiga. La influencia del
simpático es de escasa importancia.
El centro nervioso que
controla el vaciamiento vesical está ubicado en la médula sacra. En condiciones
fisiológicas el vaciamiento no se inicia por el aumento de la presión intravesical, sino por la
distensión de sus paredes, la que estimula receptores allí ubicados. Estos
receptores emiten impulsos hacia el centro medular, desde el cual se transmiten
impulsos por las vías eferentes simpática y parasimpática, que van a producir
el vaciamiento. A pesar de que al evacuarse la orina disminuye la distensión
vesical, no cesa el vaciamiento, lo que se debe a la estimulación, por el flujo
de orina, de receptores situados en la uretra. Estos receptores mantienen, por
vía refleja, la contracción de la musculatura de la vejiga y la relajación de
los esfínteres tanto interno como externo.
La destrucción del centro
reflejo sacral produce retención de orina y aumento de la presión intravesical. En esta condición
la vejiga no se distiende, por no producirse la disminución del tono que, como
ya se ha señalado, ocurre normalmente al aumentar su contenido. En este caso el
vaciamiento se hace por rebalse y en el momento en que la presión intravesical vence la
resistencia ofrecida por el esfínter externo (incontinencia pasiva).
A continuación se añaden unos esquemas explicando la anatomia de la vejiga y el reflejo de la micción.
Unknown | martes, 22 de agosto de 2017, 7:04:00 p.m. GMT-7
excelente informacion gracias
Covid 19 | domingo, 11 de noviembre de 2018, 6:59:00 a.m. GMT-8
Gracias, me fue muy útil dicha información